Es importante que cada uno de nosotros haga conciencia de la importancia de ser puntual, ¿no lo crees así? y es que es increíble cómo cada día vamos perdiendo más y más valores y vamos dejando todo así como que muy informal, muy casual, sin darle tanta importancia, por ejemplo, al gran valor del tiempo de todos, y para algunas personas es muy fácil llegar tarde a todas sus citas, algunos lo harán porque así es su estilo, otros porque es tan baja su autoestima que necesitan ser atendidos, observados y llamar la atención, por lo tanto el hecho de llegar tarde hace que obtengan todos esos beneficios, sin embargo, te voy a explicar porque es tan importante que seamos puntuales y tu decidirás si quieres cambiar el hábito de impuntualidad por el gran valor de la puntualidad, ¿te parece?, bien, pues te voy a explicar que, el valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, una visita a tus padres, a tus hermanos, una cita con tu espos@, un trabajo pendiente por entregar, etc., cualquier compromiso que tu hayas adquirido indicando la hora exacta de llegar.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, y sobre todo ser merecedores de confianza.
La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?
Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven platicar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.
En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el o la chica que estás quedando bien, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán personas que no frecuentamos y conocemos poco, o en casa de tus padres, o con tus suegros, o con tu espos@ o con la persona que –según nosotros- representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas da…? total ni nos va a decir nada y si nos dice, pues ya veremos como solucionarlo… error grave error, recuerda que eso está marcando tu personalidad y si en algún momento te corresponde educar a un pequeñito, ¿qué le estarás enseñando? ¿podrás regañarlo si no se levanta a tiempo para ir a la escuela? O si le da flojera de arreglarse para ir a visitar a los abuelos? ¿cómo crees que él se manejaría en un futuro para sus compromisos? Efectivamente, será impuntual, así que como te darás cuenta tienes un enorme compromiso primeramente contigo mism@ y después con quien te toque educar o guiar.
Así que, recuerda, para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debe ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario.
Otro factor que obstaculiza la vivencia de este valor, y es poco visible, se da precisamente en nuestro interior: imaginamos, recordamos, recreamos y supuestamente pensamos cosas diversas a la hora de estarnos bañando, mientras descansamos un poco en el sofá, cuando pasamos al supermercado a comprar “sólo lo que hace falta”, en el pequeño receso que nos damos en la oficina o entre clases… pero en realidad el tiempo pasa tan de prisa, que cuando “despertamos” y por equivocación observamos la hora, es poco lo que se puede hacer para remediar el descuido.
Por lo tanto, toma en cuenta que un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos realizando, procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar mejor el tiempo. Para corregir esto, es de gran utilidad programar la alarma de nuestro reloj o computadora (ordenador), pedirle a un familiar o compañero que nos recuerde la hora (solo algunas veces para no ser molesto y dependiente), etc., porque es necesario poner un remedio inmediato, de otra forma, imposible.
Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten “distinguirse” por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: “si quieren, que me esperen”, “para qué llegar a tiempo, si…”, “no pasa nada…”, “es lo mismo siempre”. Estas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades.
Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no crees que es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma inusual, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió..
Podemos pensar que el hacerse de una agenda y solicitar ayuda, basta para corregir nuestra situación y por supuesto que nos facilita un poco la vida, pero además de encontrar las causas que provocan nuestra impuntualidad (los ya mencionados: interés, importancia, distracción), se necesita voluntad para cortar a tiempo nuestras actividades, desde el descanso y el trabajo, hasta la reunión de amigos, lo cual supone un esfuerzo extra -sacrificio si se quiere llamar así-, de otra manera poco a poco nos alejamos del objetivo.
La cuestión no es decir “quiero ser puntual desde mañana”, lo cual sería retrasar una vez más algo, te invito a que sea hoy, en este momento y poniendo los medios que hagan falta para lograrlo: agenda, recordatorios, alarmas, lo que te ayude! deja flotar tu creatividad.
Para crecer y hacer más firme este valor en tu vida, te recomiendo iniciar con estas sugerencias:
- El primer paso es que te des cuenta y aceptes de que tienes ese problema, ya que con esa conducta no solo te estás afectando tu mismo sino que estás afectando a todos los que te rodean.
- Examínate y descubre las causas de tu impuntualidad: flojera, desorden, irresponsabilidad, olvido, etc.
- Obsérvate a ti mismo, cómo te comportas y que es lo que haces para llegar tarde a todas partes siempre. Cuando empiezas a analizar tu comportamiento empiezas a tenerlo más consciente en tu mente y deja de ser un comportamiento automático e inconsciente. ¿Te ha pasado que de repente estás en algún lugar y cuando menos te lo esperas ya estás en otro y ni siquiera te acuerdas como le hiciste para llegar?. Eso es un comportamiento inconsciente. Tu cerebro conoce tan bien la rutina que lo hace sin que tu lo percibas. Para lograr cambiar este hábito, el secreto está en hacer el comportamiento consciente.
- Establece un medio adecuado para solucionar la causa principal de tu problema (recordando que se necesita voluntad y sacrificio): Reducir distracciones y descansos a lo largo del día; colocar el despertador más lejos, levantarse más temprano para terminar tu arreglo personal; y hasta para disfrutar de un rico desayuno sin prisa.
- Calcula tu tiempo, si el cálculo que hiciste para los tiempos de preparación y llegar puntual no funcionó porque llegaste tarde, observa cuanto tiempo llegaste tarde y la próxima vez le aumentas ese tiempo a tu preparación. Si para prepararte comenzaste una hora antes y llegaste media hora después, la próxima vez prepárate desde hora y media antes. Y así ve ajustando tus tiempos hasta que logres llegar a tiempo.
- Implementa un sistema de “alarmas” que te ayuden a tener noción del tiempo (no necesariamente sonoras) y cámbialas con regularidad para que no te acostumbres: usa el reloj en la otra mano; pide acompañar al compañero que entra y sale a tiempo; pídele a alguien de confianza que te mande un mensajito recordatorio, utiliza notas adheribles, etc…
- Establece de manera correcta tus prioridades y dales el lugar adecuado, muy especialmente si tienes que hacer algo importante aunque no te guste.
- Toma en cuenta que la conducta de la puntualidad va muy ligada a la forma en que manejas tu vida personal. Si cuentas con buena organización, lo más probable es que seas puntual.
Además te tengo una muy buena noticia., desde el ámbito de la psicología, necesitas únicamente de 21 días para cambiar algún hábito, costumbre, etc , ¡si! 21 días de hacer un comportamiento nuevo todos los días para que éste se convierta en parte de tu conducta normal. Así que teniendo esto en mente en menos de un mes puedes lograr el cambio. ¡anímate! Con este cambio, si que sorprenderías a todo mundo iniciando por ti, ¿no lo crees así?
Y recuerda que, vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas dignas de confianza.