Hola, te saludo con el entusiasmo de siempre y agradezco tus amables correos con comentarios, sugerencias y observaciones y justamente de acuerdo a una petición de cómo ayudar a tus hijos a liberarse de un montón de juguetes de los cuales no quieren desprenderse, te sugiero lo siguiente:
Reciclar y donar juguetes viejos que aún se encuentran en buenas condiciones de uso son dos maravillosas formas de enseñar el valor de los objetos, así como de inculcar la importancia de compartir con niños más pequeños o con aquellos que no les es posible adquirir un juguete nuevo.
Primeramente lo ideal es que establezcas una regla en casa para los juguetes viejos., tus hijos pueden participar en la creación de la regla, ya que se trata de un esfuerzo de equipo, aunque ellos no tendrán, como siempre, la última palabra ni serán los árbitros de los que constituirá la regla. (Si así fuera, habría que mantener todos los juguetes por siempre, además de muchas otras cosas) Tal vez la regla podría ser que, cada vez que un juguete nuevo grande llegue a casa, uno viejo, con el cual no se juega más, tendrá que irse. Podría ser también que cuando haya demasiados juguetes en los estantes, tu o tus hijos elijan dos que deberán irse.
Una regla que debe seguirse es que si algo se rompe y no es posible arreglarlo, se va. La única excepción sería si el juguete roto es de los preferidos del niño, como cuando a teddy (el osito) se le rompe el bracito.
Cuando los niños son menores a dos años de edad, está bien que los padres o cuidadores den una revisadita y que tomen aquellos juguetes viejos, o que ya no se usan más, cuando el bebé o niño pequeño no está, o está dormido. Para los niños más grandes, sin embargo, puede ser muy traumático que los padres se lleven sus juguetes sin antes decirles nada. Los juguetes no deben simplemente desaparecer, incluso los antiguos tienen un valor para ellos. He tratado con algunos adultos que todavía tienen recuerdos traumáticos de cuando sus padres se deshicieron de sus juguetes u otras pertenencias mientras ellos iban a la escuela o durante algún cambio de casa.
Otra cuestión es que con los juguetes no debe haber espacio para las mentiras blancas. No digas por ejemplo que estás regalando la vieja bicicleta al primo netito, cuando realmente la regalaste a algún vecinito. Además, tus hijos bien pueden ver a alguien paseando en su bici una semana más tarde.
La mejor manera de manejar esta situación es sentarse con los niños cuando no estén cansados o hambrientos. Explícales si aún no lo has hecho, que muchos niños no tienen tantos juguetes como ellos, y que la regla de la casa es que los juguetes no utilizados deberán donarse para que otros niños puedan jugar. Diles “¿Qué debemos dar a los niños que no tienen juguetes?”. Escucha lo que digan tus hijos. Luego ayúdales a proceder. Puedes comenzar con: “Hay dos cochecitos azules. Vamos a donar uno y tú te quedas con el otro”. Deja que el niño reconozca que lo que está haciendo está bien. Pronto verás como tus hijos serán capaces de hacerlo solos.
Otra fácil transición hacia lo que debe convertirse en un hábito con los juguetes es hacerlo durante las vacaciones. Si tu familia celebra la llegada de la primavera, puedes decir. “La Primavera llegará y te traerá nuevas y coloridas sorpresas, así que vamos a tu habitación a deshacernos de algunas de tus antiguas cosas, para tener espacio donde poner los nuevos juguetes”.
Toda la familia debe llevar los juguetes al lugar donde serán donados. Así el concepto de dar se convierte en algo real. Los niños son por naturaleza muy generosos. Ellos entienden el concepto de dar. Depende de ti que puedan ponerlo en práctica