¿Cuándo empezar y cuánto dar?
Algunos expertos piensan que el niño está preparado para manejar una pequeña cantidad de dinero, y con ello fomentar su responsabilidad e independencia, a partir de los seis años. Sin embargo, la mayoría de los educadores financieros considera que hay que empezar con la asignación a los 10 años, a esa edad los niños pueden tomar mejores decisiones pero todavía buscando la orientación de sus padres. La cantidad de dinero que conviene dar depende de tu situación económica, de la edad de tus hijos y de llegar a un acuerdo con el que te sientas cómod@.
¿En qué pueden gastarlo?
Los niños pueden gastar su dinero para darse algunos gustos personales, pero no para comprar ropa ni alimentos. Esto permitirá que el niño tome decisiones sobre qué comprar y cometer errores sin consecuencias graves. Es recomendable que animes a tus hijos a separar una parte para alguna caridad y otra para el ahorro.
Deja que ellos decidan a que causa desean donar su dinero. Lo mejor es que sea para algo que puedan comprender, como un albergue de animalitos o un grupo que ayude a niñitos de escasos recursos o enfermos.
En caso que acepten destinar una parte de su asignación al ahorro, considera abrirles una cuenta de ahorro infantil en un banco. Encontrarán muy divertido recibir estados de cuenta que les informen acerca de sus finanzas.
¿Deben ganarse el dinero?
Los expertos en psicología infantil no se han puesto de acuerdo sobre darles dinero a los niños a cambio de realizar quehaceres en casa. Algunos lo recomiendan porque consideran importante relacionar trabajo con paga., así, los niños aprenderán que, si quieren algo en la vida, tienen que trabajar para conseguirlo.
Quienes se oponen a que se les pague por cooperar en los quehaceres, afirman que los niños deben tener responsabilidades en el cuidado del hogar. En otras palabras, un incentivo económico no debe sustituir a la cooperación dentro de la familia.
Los argumentos más claros sobre este debate se relacionan con las raíces de la motivación humana. Los Psicólogos dividimos la motivación en dos tipos: la extrínseca y la intrínseca. La intrínseca se encuentra en el interior de la persona: deseas hacer algo porque te gusta, te interesa o se alinea con tus valores. La extrínseca viene del exterior de la persona: alguien te convence de hacer algo a cambio de recibir dinero o una recompensa.
Un enfoque práctico
Motivación Externa. A largo plazo, dar dinero a tus hijos por ayudar en casa es una motivación débil. Su principal desventaja es que los hijos creen que deben ser recompensados por todo lo que hagan. Esto impide que valoren su colaboración o que disfruten aficiones que se hacen por placer. Si suspendes la paga, tus hijos ya no querrán ayudar. ¿Y qué pasará con los adolescentes cuando alguno de sus abuelos o tíos les regale dinero a cambio de su colaboración en alguna tarea? Pues que no volverán a ayudarlo hasta que necesiten más. Con esta mentalidad, los niños y adolescentes experimentan el dinero como una forma de control y se favorecen las luchas de poder.
Motivación Interna. Parece que las familias en las que los niños ayudan sin recibir dinero a cambio encuentran mayor paz y tranquilidad. La motivación intrínseca, además de crear un gran sentido de bienestar, satisface tres necesidades:
1).- Hace que los niños se sientan competentes porque pueden controlar el resultado de sus acciones.
2).- Aumenta el sentido de pertenencia a su familia porque desean interactuar, conectar y cuidar a los demás.
3).- Ayuda a desarrollar su autonomía, pues sienten que pueden dirigir sus propias acciones.
El no negociar quehaceres por dinero desarrolla en los niños un sentido de autosuficiencia y conexión, además de ampliar la motivación intrínseca desde una edad temprana.
De cualquier manera te sugiero enseñar a tus hijos a manejar su dinero. Con la orientación de mamá y papá pueden disponer de éste a su gusto. Si tus hijos desean comprar algo que no les alcanza, pueden ahorrar y presupuestar, o pueden hablar contigo y tu esposo para realizar trabajos extras en casa y recibir un pago adicional, ó si papá y mamá consideran apropiado facilitarle un pequeño préstamo el cual deberá cubrir en el tiempo y monto que se acuerde de los pagos, esto ayudará también que al adquirir un compromiso financiero deben liquidarlo en tiempo y forma establecido.
Con estas estrategias sigues ayudándolos a experimentar la conexión entre el trabajo duro y conseguir lo que desean, mientras fomentas su autonomía y competencia en el manejo del dinero.
Recuerda que no hay un modo correcto de dar dinero a los hijos. Las decisiones de cuándo empezar, con cuánto y por qué son propias de cada familia.