«Por favor», «gracias» y «perdón» son tres expresiones que aluden muy bien a la condición humana. Sí, somos seres sociales y necesitamos de los otros; además, convivir produce roces, conflictos; en ocasiones hacemos daño. Constantemente estamos pidiendo ayuda y, por consiguiente, debemos dar las gracias para reconocer el apoyo que nos han prestado. Por otra parte, pedimos perdón porque hemos molestado o herido al que tenemos al lado. Con estos tres términos queremos reforzar la unión, el vínculo; así decimos que necesitamos a los otros.

Antes, cuando un niño pedía algo era habitual que sus padres lo educaran con la pregunta: « ¿Cómo se dice?»; a continuación, el pequeño caía en la cuenta y reiniciaba su petición: «Por favor, me das ». Asimismo, cuando le regalaban algo era común que le recordaran: « ¿Qué se dice?», y el niño respondía de forma mecánica: «Muchas gracias». También era frecuente que los adultos advirtieran a los niños de la necesidad de pedir perdón cuando cometían una travesura o si dos hermanos se pegaban. Desafortunadamente en la actualidad no  es muy usual que los padres transmitan a sus hijos esas pautas fundamentales de relación. En ocasiones sospecho que muchos niños, adolescentes y adultos desconocen esas tres expresiones básicas; por el contrario, creo percibir que abundan el imperativo ‘dame’, el pronombre: ‘yo’ y el posesivo ‘mío’. ¿Se corresponderá este cambio terminológico con la creciente tendencia a un individualismo egoísta? No sé si será la ciudad, las prisas, la competencia, o la vida en masa y el anonimato, pero de lo que no hay duda es que miramos poco a la cara del que tenemos al lado y es frecuente que desconfiemos del que se nos acerca. Me parece que cada día nos estamos haciendo más secos, rudos, huraños, maleducados y egoístas. Ojala esté equivocada.

Hoy me voy a referir, en términos generales, a lo que significa dar las gracias y lo importante que es esta simple palabra en las relaciones humanas.

Para empezar, el diccionario nos da pistas muy importantes. Así, el nuevo espasa ilustrado dictamina que: «Agradecer es portarse con una persona como corresponde por un beneficio o atención recibidos por ella». También dice: «Agradecido se aplica al que muestra o siente agradecimiento por los favores que recibe». Además, explica que « ¡Gracias!» es una «Expresión cortés con que se agradece cualquier servicio o atención». En definitiva, nos estamos refiriendo a dos vertientes fundamentales de la relación social: al reconocimiento por una ayuda (por tanto, estamos hablando de justicia y de lealtad) y, por otra parte, al gesto de cortesía. Ambas vertientes son fundamentales, pero las podemos analizar por separado.

En relación con el importante valor del agradecimiento, Cervantes, en la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, en el pasaje de’La Arcadia fingida’, escribe: «Con gran reposo alzó don Quijote la voz y dijo: Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno. Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón, y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas, y cuando éstos no bastan, las publico».

Las advertencias recogidas en los refranes son, como casi siempre, muy expresivas: «De bien nacido es ser agradecido», «Quien recibe, a dar se obliga», «Al agradecido, más de lo pedido». También se nos dice que abundan los egoístas: «Donde un favor se hace un ingrato nace», «Favor logrado, favor olvidado», «No es amistad la que siempre pide y nunca da».

Si dependemos de los otros, si no podemos dar dos pasos sin ayuda, ¿cómo no estamos todo el día dando las gracias? ¿Cómo podemos ser tan insensibles y no reconocer que ha habido personas fundamentales en nuestra vida que nos han prestado una ayuda extraordinaria? Por supuesto, todos estamos en deuda con nuestros padres, con nuestros abuelos y con las generaciones anteriores. Isaac Newton dijo: «Si he conseguido ver más lejos, es porque me he apoyado a hombros de gigantes» y León Felipe, de forma más hermosa, escribió: «Hombres/ sobre hombros/ de otros hombres. Torres/ Un día ya no habrá estrellas lejanas/ni perdidos horizontes». Cuando no expresamos como es debido nuestro agradecimiento a una madre, a un hermano, a un amigo, a un compañero, a un profesor o a un vecino, cuando no correspondemos, estamos faltando a un valor fundamental.

Pedir ayuda y agradecerla constituye una muestra de humildad, es un gesto de reconocimiento al otro, y también es una señal de respeto. Los que actúan según ese código contribuyen a unir al grupo, a que sobresalga la solidaridad y, al mismo tiempo, hacen la existencia más grata.