A menudo debemos enfrentarnos a hechos que están fuera de nuestro control. La renuncia se convierte, entonces, en algo necesario y saludable. La palabra renuncia ha tenido tradicionalmente connotaciones negativas ya que, como seres apegados que somos, nos cuesta abandonar aquello que creemos nuestro. Es así como llegamos a relacionar la renuncia con ideas de resignación, sacrificio o, incluso, de autocastigo. Pero nada más lejos de la realidad. Renunciar en un sentido positivo, consiste en aflojar las riendas de nuestro control y averiguar qué aspectos de nuestra vida y de nuestro entorno no necesitan nuestra intervención.
La renuncia implica comprender y aceptar que existe cierto “orden” en el universo que es preciso respetar si queremos viajar por la vida más dichosos y ligeros de equipaje.
Para lograrlo, podemos completar una lista como la que te propongo con todas las cosas a las que podríamos renunciar., Tu puedes incluir todos los puntos que te sean necesarios, recuerda, cada quien decidimos con qué queremos cargar y a qué estamos dispuestos a renunciar, así que no te limites, escribe todo lo que consideres innecesario en tu vida y RENUNCIA a ello, eso te dará la oportunidad de tener un mejor estilo de vida y además serás más feliz y por supuesto harás feliz a los que te rodean.
Te sugiero que tu lista la redactes en primera persona, ya que eso en el inconsciente nos crea un mayor compromiso, por ejemplo:
“Renuncio a…
- Mi necesidad de tener razón.
- Querer sentirme aprobado( a) por los demás
- Tratar de controlarlo todo.
- Manipular o interferir en las decisiones de los demás.
- Oponerme a la realidad que la vida me presenta.
- Impedir que los otros vivan sus experiencias y aprendan de ello, aunque me duela.
- Sufrir ante aquello que no puedo cambiar.
- Juzgar a los demás.
- Asumir funciones que no me corresponden.
- Luchar por retener cosas que, en realidad, no necesito”
Y así sucesivamente, continúa tu lista y afloja las riendas para que te sientas súper liberado (a).
Y recordemos que si nos toca cabalgar a lomos de experiencias cuyo intento de control nos produce sufrimiento, soltemos las bridas y cooperemos con la vida permitiéndole que haga su parte: solo así nos sentiremos verdaderamente libres.