En esta ocasión nos centraremos en algunas sugerencias acerca de cómo sensibilizar a los jóvenes a tener conductas generosas con ellos mismos y con quienes los rodean.
Aunque hayan sido niños educados, parece que los jóvenes necesitan ser descorteses…
En este periodo de transición hay una crisis interna, en la que se da un conflicto frontal con la autoridad, por eso surge la necesidad de estar en desacuerdo y aún enojarse, para así lograr independizarse de los padres y descubrir su identidad. Entonces es natural que se originen las conductas desatentas y despreocupadas hacia el prójimo.
¿Se olvidan de los otros porque se enfocan en autodescubrirse?
Sí, la adolescencia conlleva conductas narcisistas y el egoísmo se engrandece, lo que provoca que los jóvenes se centren sólo en sus intereses. Sin embargo, no podemos permitir que se encierren en esa burbuja de confort., debemos fomentar que nunca pierdan de vista a los demás.
¿Qué efectos tiene su actitud?
En esta etapa hay un control de impulsos muy limitado, por lo que ellos no siempre son conscientes de sus reacciones. Pero aún que se muestran despreocupados y complacidos por hacer lo que les place, la realidad es que suelen sentirse culpables por su conducta egoísta. La amabilidad es una virtud y las virtudes sólo afloran cuando estamos bien. En una crisis es más difícil sacar nuestro lado bueno, aunque esto no es imposible.
¿Cómo ayuda la familia?
Es cierto que la presión de los amigos es muy fuerte., muchas veces, tener gestos cordiales no está bien visto en el grupo. Por eso resulta básico tener el apoyo familiar, para hacerlos sentir amados y respetados, y fortalecer su autoestima. La autoconfianza les ayuda a ver las ventajas de la generosidad. Tenemos muchas oportunidades de poder hacer algo por alguien, las opciones están siempre a nuestro alcance.
¿Podemos enseñarles a ser afables con ellos mismos?
En esta etapa hay una tendencia muy marcada a la autoagresión. Si los padres somos congruentes y asertivos podemos neutralizar esa agresión. No hay nada más eficaz que enseñar con el ejemplo y estableciendo límites con claridad. Es muy valioso saber decir las cosas en el momento preciso. Entonces les enseñamos a ser asertivos con ellos mismos, porque no los agredimos. Con el ejemplo de la vida cotidiana y también con mucho cariño les enseñamos a respetarse a sí mismo.
¿Qué beneficios les aporta?
En primer término, sentirse apreciados y reconocer el valor que tienen como personas. Al sentir bienestar, podrán compartirlo con los demás. En segunda instancia, el hecho de que los jóvenes se autovaloren les permite enfrentar de manera más segura algunas situaciones de riesgo: al apreciar lo que valen, procurarán protegerse.
¿Cómo sensibilizarlos a ser empáticos y respetuosos?
Si en casa somos conciliadores y tolerantes, eso mismo aprenderán a diario. Un ingrediente básico es la paciencia, no esperar resultados inmediatos. Hay que tener muy en cuenta que quizá debamos recordarles las cosas más de una vez. Y para ello es muy útil poder anticiparnos, decirles y repetirles constantemente y con claridad lo que esperamos de ellos. Es nuestra responsabilidad como adultos sacar lo mejor de cada adolescente y no dar por hecho que siempre actuarán como nosotros deseamos. Este es un trabajo diario. Sabemos que la amabilidad va más allá de la cortesía, sin embargo debemos empezar por los detalles básicos, y a partir de ahí construir la auténtica generosidad.