PADRES MÁS PRESENTES Y MÁS SENSIBLES EN LA CRIANZA DE LOS HIJOS.
Uno de los cambios más importantes de los últimos años ha sido el del papel de los padres en la crianza de los niños. Todavía hace no tanto tiempo el rol de los padres estaba bastante definido, mamá se quedaba en casa a cuidar de los niños, papá salía temprano a trabajar y regresaba en la noche a jugar con los niños y también para regañarlos como se ve en la frase escuchada por muchos: “ya verás cuando llegue tu papá”.
Los cambios en el ambiente laboral y social han facilitado el que cada vez más estos roles se hayan vuelto más flexibles e intercambiables por lo que ya cada vez más llama menos la atención el que un padre se quede en casa a encargarse de la crianza de los hijos mientras que la madre trabaja. Esto puede ser por varias razones como el que el padre haya preferido estar con sus hijos o que la madre haya tenido una carrera más prometedora o redituable económicamente; sin embargo, pero no son los únicos escenarios posibles. Puede darse también una situación en que ninguno de los padres decida dejar su carrera profesional por lo que ambos tengan que balancear tanto el ámbito laboral como el familiar, situación en la que el apoyo de otros familiares nunca deja de estar de más. Este es el panorama general y todo indica que esta flexibilidad en los roles familiares va a continuar expandiéndose. Lo que nos corresponde es ver los pros y los contras y también la mejor forma de aprovechar estos cambios para obtener un mejor ambiente familiar.
Los pros de tener un padre en la casa son fáciles de apreciar pues, en la mayoría de los casos, a los hijos les encanta que su padre esté presente. De la misma forma, lo mejor para los hijos es la mayor presencia posible tanto de la madre como del padre aunque, por asuntos económicos principalmente, no siempre se puede lograr.
El cambio de rol de los padres, sin embargo, puede permitirles a los hijos ver a su padre de una forma diferente y poder relacionarse de mejor forma con éste. Es decir, de acuerdo al modelo tradicional, papá ya no sólo es el que trabaja y llega de noche, sino que también es alguien con quien se puede hablar y con quien se puede contar para cualquier problema o necesidad que surja en el momento. Lo anterior es válido para niños y niñas pues relacionarse con el padre del sexo opuesto es tan importante como una relación con el del mismo sexo. Este enriquecimiento de la relación también beneficia al padre y, por lo tanto, a la convivencia familiar.
Los contras, por otro lado, se pueden englobar en dos dudas que toda madre en esta situación puede llegar a tener: ¿su padre va a poder cuidar a mis hijos tan bien cómo yo? ¿El que yo no esté presente afectará mi relación con mis hijos? Son preocupaciones válidas pero, afortunadamente, no suelen materializarse. En primer lugar, la mayoría de los padres son perfectamente capaces de cuidar a sus hijos debido a que el cariño e importancia que les dan no es inferior al que una madre puede tener por sus hijos. Es cierto que la madre tiene una gran importancia en la crianza de los hijos, en especial en los primeros años de vida, pero esto no quiere decir que un padre amoroso no pueda hacerse cargo de ellos de la mejor forma posible. En cuanto a la segunda duda, una madre que trabaja puede mantener una relación buena y cercana con sus hijos a pesar de que no pase tanto tiempo con ellos como quisiera. Siempre puede haber aunque sea un breve espacio de tiempo para pasarlo con los hijos y es trabajo de ambos padres buscar espacios en los que ambos puedan estar con ellos. En cuanto a los hijos, el pasar más tiempo con el padre que con la madre no es de gran importancia pues, después de todo, lo que le importa a un niño es tener padres amorosos y no cuánto tiempo pasa con quien. Lo importante, entonces, es que ambos padres estén al tanto y de acuerdo con el rol que van a ocupar con sus hijos para poder criarlos de la mejor forma posible.
A manera de conclusión, es importante recalcar que en una familia pasa a segundo término quien ocupa este o aquel rol. Lo que importa es que ambos padres sean suficientemente flexibles para ofrecer ambos roles a sus hijos y para estar presentes tanto física como emocionalmente.