Un ingrediente indispensable para la construcción de un proyecto de vida exitoso es la confianza de la persona en sus propias capacidades. La fe depositada en sí misma, el respeto y el amor que sea capaz de dirigir a su persona, un alto concepto de sí misma; en eso consiste la AUTOESTIMA.

La autoestima es el resultado de la forma en que ha sido significada la existencia de una persona desde el deseo de sus padres, del tipo de lugar que le prepararon en el mundo antes de venir a la existencia. Si un niño no fue deseado, si el deseo de los padres fue un mar de inconsistencias, o algunas de sus características no coincidieron con las expectativas de uno o ambos padres, probablemente se le dificultará tener una imagen valiosa de sí mismo, cayendo en niveles de autoestima muy bajos e insuficientes para armar un proyecto de vida adecuado.

Sin embargo, es posible recuperarse cuando las cosas no han transcurrido de la mejor manera posible en la vida. La capacidad para imponerse a las situaciones difíciles y remontar las grandes o pequeñas tragedias de la vida, se le llama resiliencia. El vocablo tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos.

¿Cómo es una persona que se estima a sí misma?

– Se siente importante, tiene la sensación de que el mundo es mejor por el hecho de contar con su presencia.

– Tienen fe en su propia competencia.

– Solicita ayuda, pues tiene confianza en sus propias decisiones y siente que ella misma es su mejor recurso.

– Aprecia su valor, aquilata y respeta el valor de los demás.

– Irradia confianza y esperanza.

– Se acepta a sí misma totalmente como ser humano.

– No permite que los problemas le arruinen su estado de ánimo de manera permanente.

¿Cómo es una persona que no se aprecia a sí misma?

– Piensa que vale poco.

– Espera ser engañada, pisoteada, menospreciada, se anticipa a lo peor, lo atrae y le llega.

– Es desconfiada, solitaria y aislada.

– Está constantemente invadida por la apatía y la indiferencia hacia sí misma y hacia los demás.

– Tiene dificultades para ver, escuchar y pensar con claridad, por lo que es propensa a pisotear y despreciar a otros.

– Tiene mucho temor, no se arriesga.

– Experimenta una constante desesperación.

La construcción de la autoestima

La forma de crianza constituye un elemento decisivo en el grado de confianza en sí mismo. Las actitudes de los padres son los determinantes más influyentes para la generación de autoestima. Algunas de estas actitudes son:

– Constancia.

– Responsabilidad.

– Interés.

– Presencia.

– Atención.

– Sentimiento interno de seguridad.

– Aceptación

 

Los sentimientos positivos sólo pueden florecer en un ambiente donde se toman en cuenta las diferencias individuales, se toleran los errores, la comunicación es abierta y las reglas son flexibles.

Cuando estos sentimientos están ausentes, lo más seguro es que sobrevengan sentimientos de soledad, rechazo, minusvalía e ineptitud para alcanzar metas.

La autoestima no se acompaña de actitudes de presunción, soberbia o delirio de grandeza. La persona con autoestima exhibe en sus actos modestia y humildad auténtica. La baja autoestima generalmente conduce a las personas a un sometimiento a los patrones vigentes de comportamiento, no manifiesta nunca desacuerdo. No expresa sus puntos de vista, no reclama, permite humillaciones, malos tratos, etc., parece estar siempre pidiendo perdón a los demás por existir. En cambio, una autoestima alta conlleva un reconocimiento de cualidades y defectos, junto con una clara conciencia de sus alcances y limitaciones.

La docena mágica de la autoestima

Para lograr una autoestima saludable, Brandes (1996), sugiere adoptar las siguientes actitudes y comportamientos:

1. Aceptar que todos tenemos cualidades y defectos.

2. Reconocer que todos tenemos algo bueno de lo que podemos estar orgullosos.

3. Liberarnos de conceptos negativos sobre nosotros mismos.

4. Convencernos de que todos somos importantes.

5. Vivir responsablemente, de acuerdo a la realidad, reconociendo lo que nos          gusta y lo que no nos gusta.

6. Aceptarnos a través de lo que sentimos y lo que somos.

7. Liberarnos de la culpa.

8. Actuar de acuerdo a lo que deseamos, sentimos y pensamos, sin tener como base la aprobación o desaprobación de los demás.

10. Vivir auténticamente, ser congruentes entre lo que sentimos, pensamos y actuamos.

11. Fomentar la autoestima de los otros con honestidad.

12. Amarnos como personas. Es un derecho que todos tenemos.

Una contribución importante a las reflexiones para favorecer la autoestima es la de Virginia Satir (1982), quien planteó la siguiente declaración personal:

Mi declaración de autoestima

Yo soy yo

En todo el mundo no existe nadie exactamente igual a mí.

Hay personas que tienen aspectos míos, pero ninguna forma el mismo conjunto mío. Todo lo mío me pertenece – mi cuerpo, todo lo que hace; mi mente, con todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis sentimientos cualesquiera que sean – ira, alegría, frustración, amor, decepción, emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces, o cortantes, correctas o incorrectas; mi voz fuerte o suave; y todas mis acciones, sean para otros o para mí.

Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Son míos mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores. Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo llegar a quererme y sentir amistad hacia todas mis partes. Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco. Pero mientras yo me estime y me quiera, puedo buscar con valor y optimismo soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome cada vez más. Como quiera que parezca o suene, diga o haga lo que sea, piense y sienta en un momento dado, todo es parte de mí ser. Esto es real y representa el lugar que ocupo en ese momento del tiempo.

A la hora de un examen de conciencia, respecto de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán inadecuadas. Pero puedo descartar lo inapropiado, conservar lo bueno e inventar algo nuevo que supla a lo descartado. Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo los medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productiva, y para lograr darle sentido y orden al mundo de personas y cosas que me rodean. Me pertenezco, y así puedo estructurarme. Yo soy yo y estoy bien.

Como podrás darte cuenta, el mantenimiento, sustento y reconstrucción de la autoestima, se encuentra únicamente dentro de ti, en el gran poder que tienes y que es decisión tuya como te he dicho en otros artículos, o te quedas donde estás con tus tristezas, tus amarguras, cargando el montón de pesadas piedras del pasado que no te permiten avanzar o te liberas de ello y haces válida la resiliencia de la que todos somos capaces de lograr y vives feliz con lo que eres, con lo que tienes con tus logros, con tus metas, con tus errores también, pero con el gran aprendizaje y crecimiento humano que éstos nos dejan.