Vivimos con prisas, de un modo que nos aleja de nuestros ritmos y ciclos naturales. Hacer las cosas en el momento oportuno, sin apresurarnos, sin estar pendientes siempre del reloj, nos liberará de la frustración y nos permitirá ser más felices.

Hemos nacido en la época de la prisa y de la aceleración. Pero no podemos hacer que una flor crezca más rápido tirando de ella. Iríamos contra su naturaleza y la romperíamos. La naturaleza nos enseña que cada proceso tiene su tiempo y su ritmo. A veces conviene esperar, como hace buena parte de la naturaleza en invierno. Los árboles de hoja caduca esperan a que llegue la primavera para rebrotar con toda su vitalidad, y algo semejante hacen los animales que hibernan en sus guaridas. La verdadera libertad se basa en el autocontrol, que nos permite fluir sin que la impaciencia y las distracciones nos desvíen del presente, como un árbol que mantiene firmes sus raíces por más que sople el viento, o como un océano cuyo fondo se mantiene en calma por más que en la superficie se alcen las olas.

“Quien se controla a sí mismo puede alcanzarlo todo”, afirmaba un sabio chino. Una de las claves del pensamiento chino antiguo es actuar, como la naturaleza, sin apresurarse ni retrasarse, en concordancia con cada proceso, armonizando lo interior y lo exterior.

El saber esperar, más difícil para los más pequeños, se aprende en parte con la edad. Pero ello no es fácil en el mundo de hoy, que continuamente nos apremia a apresurarnos. Que nos presiona para “ganar tiempo”, como si el tiempo fuera una carrera a la que hemos venido a competir. Nos invita a fijarnos en el ritmo abstracto que marcan los relojes y los semáforos, en vez de atender a las cualidades que corresponden a la situación presente, al momento del día, a la estación del año.

Así hemos llegado a nuestra sociedad acelerada e hiperactiva, que nos toca dejar atrás para alcanzar la serenidad y redescubrir el regalo de la existencia en el aquí y ahora. Cuanto más a fondo habitamos en el presente, más brilla la vida a través de nosotros. El pasado y el futuro son olas que momentáneamente emergen en el mar de la mente.

“CUANDO PIERDES EL CONTACTO CON LA QUIETUD INTERIOR, PIERDES EL CONTACTO CONTIGO. CUANDO PIERDES EL CONTACTO CONTIGO, TE PIERDES EN EL MUNDO.”  _Eckhart Tolle_ Maestro Espiritual.